miércoles, 28 de julio de 2010

poema de Pessoa


Si, después que yo muera, se quisiera escribir mi biografía...
(Feranado Pessoa)

Si, después que yo muera, se quisiera escribir mi biografía,
Nada sería más simple.
Exactamente poseo dos fechas -la de mi nacimiento y
la de muerte.
Entre una y otra todos los días me
pertenecen.
Soy fácil de describir.
He vivido como un loco.
He amado a las cosas sin ningún sentimentalismo.
Nunca tuve un deseo que no pudiera colmar, pues nunca anduve ciego.
Incluso escuchar para mí fué nada más que un complemento del ver.
Comprendí que las cosas son reales y totalmente diferentes una de otra:
Lo comprendí con los ojos, jamás con el pensamiento.
Comprenderlo con el pensamiento hubiera sido encontrarlas
todas iguales.

Un día me sentí dormido como un niño.
Cerré los ojos y dormí.
Y, a propósito, yo era el único poeta de la Naturaleza.

video de la canción que da el nombre a este blog,

holas, hace rato que quería hacer esto y con tanta vaina se me había pasado.
un abrazo!!! href="http:///www.youtube.com/watch?v=U1LclU0U3vw&feature=related">

martes, 23 de febrero de 2010

una motivación de Irene

Estando en la cafetería de la u con Irene, me dió nostalgia de no haber vuelto a poner nada en el blog y lo miré, y miré algunos otros, entonces encontré una entrada en Causas i Atzarts y me acordé que existe Eduardo Galeano, entonces, lo busque y encontré este escrito que forma parte de una trilogía que tiene que se llama "Memoria del fuego" y lo añoré tanto... y bueno, aquí les comparto este retalito, que lo disfruten y gracias Irene por hacerme acordar de este hombre que me gusta tanto.

La creación

La mujer y el hombre soñaban que Dios los estaba soñando.

Dios los soñaba mientras cantaba y agitaba sus maracas, envuelto en humo de tabaco, y se sentía feliz y también estremecido por la duda y el misterio.

Los indios makiritare saben que si Dios sueña con comida, fructifica y da de comer. Si Dios sueña con la vida, nace y da nacimiento.

La mujer y el hombre soñaban que en el sueño de Dios aparecía un gran huevo brillante. Dentro del huevo, ellos cantaban y bailaban y armaban mucho alboroto, porque estaban locos de ganas de nacer. Soñaban que en el sueño de Dios la alegría era más fuerte que la duda y el misterio; y Dios, soñando, los creaba, y cantando decía:

—Rompo este huevo y nace la mujer y nace el hombre. Y juntos vivirán y morirán. Pero nacerán nuevamente. Nacerán y volverán a morir y otra vez nacerán. Y nunca más dejarán de nacer, porque la muerte es mentira.
Eduardo Galeano, Los nacimientos, Memoria del Fuego. 1.986